París, hoy. Una milicia derroca al gobierno, y emprende ataques contra la patronal y los altos representantes de la cultura y de los medios de comunicación. Todo está siendo redistribuido: los burgueses de los barrios ricos están siendo trasladados a pisos del extrarradio, a las llamadas barriadas mártires, mientras que los obreros, los agricultores, los empleados de la limpieza y los parados están siendo realojados en los barrios lujosos de la capital. Todos están siendo sometidos a una vida cotidiana opuesta a la que tenían.

Una ficción política que conjuga las voces de los oprimidos y las de los dominantes, entrecortadas de declaraciones oficiales como si de una cronología del terror se tratase.

Una ficción política, cuyo ejemplo más reciente y famoso es desde luego Sumisión de M. Houellebecq; y que también nos recuerda la película El ejercicio del poder, de Pierre Schöller, etc)