En Quimper, en casa de los Plomeur, se es carnicero de padre a hijo. Desde su pubertad, en plena Primera Guerra Mundial, André, hijo único de André y Fernande, desarrolla un don muy particular, el de hacer « cantar a la carne» y no cualquiera, la de las mujeres que acuden a la carnicería Plomeur, con la esperanza de probar el placer supremo. André asume con ganas y talento el deber conyugal de los que se han ido al frente, pero llega el armisticio y los maridos vuelven. Una mañana, André descubre delante de la carnicería una cesta con un recién nacido dentro. Luego un segundo, un tercero, un cuarto son colocados frente a su puerta. De un día para otro, André se convierte en padre de siete hijos y se ve perseguido por un marido celoso y decidido a perjudicarlo. Con el fin de proteger la carne de su carne por la que descubre un amor infinito, decide hacerse a la mar y llegar hasta las lejanas Américas. Por el camino, la movida tribu encalla en una isla desierta…

Un universo divertido y truculento.
Una historia con trazas de fábula sobre el descubrimiento de sí mismo y sobre la filiación.
Una novela corta en la que destaca un estilo sensual y la mirada profunda de Martin Provost.