Bonheur de vivre en enfer le
Emmanuel Pierrat
El bibliómano aborrece la censura pero le encanta el censor y sus paradojas, al que debe su colección de libros prohibidos así como los placeres perversos que saborea en ellos. Resulta que los censores más importantes eran de hecho grandes obsesos. Con mucho cuidado no sólo ficharon sino que juntaron y conservaron el objeto de su furor. E incluso, organizaron sabiamente esta extraña colección en el Infierno, sección prohibida al público, de la Biblioteca Nacional de Francia, de la Biblioteca del Vaticano, en la Private Case de la British Library, en la reserva de Saint-Pétersbourg, etc. Los verdaderos pornógrafos, los facciosos, los rebeldes, los anticlericales aprendienron rápidamente las virtudes de la clandestinidad : los libros que hacen imprimir se conciben para despistar a las autoridades, representantes del mariscal.
Apoyándose en anécdotas y chistes erúditos, el autor narra el singular destino de grandes iconoclastas, tal y como Isidore Lisieux por ejemplo, fraile exclaustrado que se convirtió en editor de curiosidades. Por fin, no pasa por alto la censura contemporánea y evoca la condenación de los personajes, la agitación de las asociaciones de virtud y la autocensura de la que es sí mismo instrumento.
En La Felicidad de vivir en el Infierno, Emmanuel Pierrat privilegia el aspecto nocturno de sus actividades, la bibliofilia licenciosa en la que pone sus honorarios y sus derechos de autor.