Dans le sillage des oies sauvages
Mariusz Wilk
Wilk apenas « viaja » mucho, y aún menos va de visita. Vagabundea, observa, compara lo cercano con lo lejano. En este nuevo volumen del Journal du Grand Nord (Diario del Gran Norte), después de La Maison au bord de l’Oniégo (La Casa a orillas del lago Onega) y Dans les pas du renne (Tras las huellas del reno), Wilk se adentra en los espacios infinitos que se abren cerca del círculo polar. Este libro cuenta la aventura del escritor, hilvanando tres tramas tan ricas en temas y preguntas que podrían dar pie a tres libros distintos. Primero, nos cuenta el lugar en el que ha elegido vivir, una aldea sin agua corriente ni electricidad, que se refleja en el lago Onega. Día tras día, Wilk acude a estudiar varias horas a la biblioteca de Petrozavodsk, la ciudad más cercana, sin recurrir nunca a Google para ubicarse.
En la segunda parte, hace realidad un antiguo sueño: ir a Labrador tras las huellas del escritor-viajero Kenneth White. El choque entre las imágenes de sus lecturas y las de la realidad contemporánea – terrible, desfigurada por el turismo y la explotación falsamente humana – hace que al autor regrese a Rusia cuanto antes.
Y así comienza el tercer movimiento : con el nuevo sentido, fundamental para su obra, que le dará desde entonces a la palabra vagabundo. En cada página de esta última parte resuenan risas, y las primeras preguntas de su hija Marthe, cuya luminosa presencia reconforta a Wilk en su búsqueda de una manera justa de vivir.
Ni relato de viaje ni diario propiamente dicho, La estela de las ocas salvajes es una inmersión en la vida salvaje, en pleno corazón del Gran Norte, desde Carelia hasta el Labrador canadiense, que pone en entredicho nuestra manera contemporánea de viajar.
Dans le sillage des oies sauvages presenta tres momentos de la vida humana, que bien podríamos algún día experimentar : la continuación de lo que somos, la brusca ruptura, y el renacimiento.