Sarah, una estudiante de letras, descubre la obra de un reconocido autor y le escribe para declararle su admiración. Halagado sin duda por su entusiasmo, éste le contesta. Comienza entonces entre los dos protagonistas un intercambio de cartas, que va ocupando un sitio cada vez más grande en la vida de ambos: centrada al principio en cuestiones literarias, su conversación va tomando poco a poco un cariz más intimo. A Sarah le entran arrebatos ingenuos contra la injusticia y el mercantilismo de la sociedad. Marcada por la historia de su familia judía deportada durante la guerra, Sarah aspira a una escritura libre, rebelde, que transforme el mundo. El viejo hombre, más lucido, le incita a preferir la vida a los libros. La existencia le ha enseñado que hay más realidad y riqueza en el pequeño mundo cerrado del parque de al lado que en las obras completas de Shakespeare...
Pero esta novela de aprendizaje, en la que Sarah va apaciguando poco a poco su fogoso radicalismo y transformando su visión del mundo gracias al contacto con el escritor, no es tan lineal como parece: el hombre gracias a quien ella se realiza resulta ser un cabrón. A veces la desilusión es el precio que hay que pagar para salir de la infancia. ¿Pero sabrá ella algún día lo que le debe?

Una novela en forma de cartas a un joven poeta, escrita en un estilo clásico y elegante y basada en un auténtico suspense. Los personajes, emocionantes y muy bien representados, dan a sus preguntas sobre el sentido de la literatura una dimensión humana y profunda a la vez.