Ninguneado durante mucho tiempo en Francia, pero aclamado en Estados Unidos y en Japón, Jean-Michel Folon se forjó rápidamente una carrera internacional, publicando en las revistas más famosas, creando más de quinientos carteles y otras tantas portadas de libros, exponiendo en prestigiosas galerías y museos nacionales, rodando películas de animación — los telespectadores recuerdan su Cierre de emisión para Antenne 2. Dibujante y acuarelista, escultor, fotógrafo amateur, también fue actor junto a Marthe Keller, Miou-Miou y Marlène Jobert. Trabó amistad con muchos artistas, entre otros César, Balthus, Saul Steinberg, Roland Topor, sin olvidar a los fotógrafos Jacques Henri Lartigue y Henri Cartier-Bresson, o a los cineastas Federico Fellini, Roman Polanski, Woody Allen y Wim Wenders.

Durante los diez últimos años de su vida, se dedicó principalmente a la escultura y a la pintura monumental, abandonando el dibujo al trazo de sus comienzos y las acuarelas que le hicieron famoso. Quizá esta sea la razón por la cual el público se haya olvidado del delicado y púdico artista del papel. Ya era hora de remediar esta injusticia. Este primer volumen de una colección dedicada a su obra gráfica, reúne los dibujos de humor abiertamente influidos por Steinberg, a los que sucedieron dibujos más libres, verdaderos cuadros con pluma, poéticos y metafísicos. Aquí tenemos ya al Folon en todo su esplendor, con sus grandes sueños, sus miedos y sus angustias, sus fulgurantes premoniciones.