Jane, desde lo alto de sus veinte años, observa el mundo con una lucidez despreocupada y grave a la vez. Está enamorada de un campeón mundial de lucha cuyas hazañas amorosas son inversamente proporcionales a sus hazañas deportivas, y al que solo ve entre competición y competición. Para olvidar sus ausencias y su soledad, acepta el cortejo supuestamente platónico de un anciano muy rico, loco por las chicas jóvenes, con el que se va a ir de viaje. Porque Jane, como cualquier chica de veinte años, lo quiere todo, y ya que no puede amarse a sí misma, ama su cuerpo, su juventud de la que no quiere perderse nada – obsesionada ya por la fugacidad del tiempo. Esta novela relata tanto la dificultad de ser uno mismo, como la repulsión-fascinación que una chica joven puede sentir frente a los síntomas de la vejez. Y Jane observa a Bertin con la frialdad de un entómologo. No hay enterncimiento alguno en esta insólita educación sentimental donde la grosería del vocabulario alterna con un lenguaje de lo más clásico: el de los estados de ánimo.

Primera novela ya publicada en 1976, L’involontaire trata con una amoralidad a menudo conmovedora los temas de la iniciación amorosa y el paso a la edad adulta: el sexo, la soledad y el horror de la vejez marcan esta insólita educación sentimental. Una novela ubicada en los años 1970 con preguntas atemporales, escrita con un estilo rítmico y sabroso particularmente moderno.