Pétain. La Francia rural. El pueblo vencido. Una madre agotada. Un padre, marcado por la guerra de 1914, totalmente indisciplinado. Y su hijo, que siempre anda donde no debe. Que hace lo que le da la gana. Que no escucha más que lo que le conviene, ni siquiera a su madre que le hace crecer con la certeza de que acabará mal, de que los Reformatorios no están hechos para los perros. Con ellos, o mejor dicho cerca de ellos, vive la perra Rita. Boca inútil. Otro cero a la izquierda. Cómplice del hijo. Ambos compartirán, durante esos rudos años, la misma lucha : rehuir los golpes y vivir lo mejor posible su vida de perros.
Años más tarde, Claude Duneton se sumerge en sus recuerdos y evoca con emoción aquella época en su Correza natal, donde se sitúa también su última novela Le Monument. El autor no ha olvidado aquellos tiempos, hoy desaparecidos, en los que las familias se quedaban para siempre en el pueblo, en los que la gente no se mezclaba. La Perra de mi vida es el relato poético y nostálgico de aquel mundo arcaico.
El relato poético de una infancia campesina (la del autor) durante la Ocupación. Claude Duneton se nos revela otra vez como un orfebre de las palabras y de sus juegos. La Perra de mi vida es también la historia de una vida de perros…