La escena pasa en un pueblo que, desde hace más de cuarenta años, vive recogido sobre sí mismo. La carretera para ir a este pueblo es mala, y las visitas son escasas.
Claude, un adolescente en ruptura escolar, se pasa el día vagabundeando por los bosques, hasta que algún día nota algo inhabitual. ¿ Contárselo a alguien ? ¡ ni hablar ! De todas formas toda la gente lo considera como un chico algo raro y nadie – tanto los adultos como los chicos de su edad – quiere ser su compañero. Pero a lo mejor la Guardia Civil ha notado la misma cosa : convocan a los lugareños para interrogatorios. Es suficiente para hacer estallar la situación : se realiza una reunión extraordinaria en el ayuntamiento, las mentes se acaloran. En el pueblo, la gente desconfía de las autoridades y de todos los que pretenden hacer comentarios sobre asuntos que no son suyos.
Los bosques escondían hechos sórdidos, y ya no podemos seguir ignorándolos. ¿ Se trata del regreso de un pasado que nadie ha olvidado, aunque evocarlo es tabú ? El pueblo está convencido de ello, y el bloque se une cada vez más. Más de cuarenta años más tarde, la misma tragedia tiene lugar. Y las nuevas generaciones saben exactamente qué papel tienen que desempañar.

Novela sobre la memoria y el encierro, La casa Tudaure enseña de qué manera ciertas vidas se ven condicionadas, en conocimiento de causa, por el pasado de un grupo, de un clan. Caroline Sers, en esta segunda novela, dosifica hábilmente el suspense. Y su ojo agudo, para el placer del lector, sondea con rigor lo que no se dice, los secretos y sus consecuencias.