La reina María Antonieta deseó durante mucho tiempo quedarse embarazada, compensando su falta de hijos con la adopción de huérfanos. Como este chiquillo recogido en una carretera y al que bautizó con el nombre de Martín. Tenía una carita de querubín, y una permanente sonrisa que no delataba sus angustias más íntimas. Como no hablaba, se ganó rápidamente en Versalles la reputación de pequeño salvaje. Creció en el Caserío de la Reina, cerca del Pequeño Trianón, convirtiéndose en vaquero de una finca modelo con la reina ejerciendo de pastora. Pero ¿es ese realmente su lugar?

Christian Chavassieux nos hace adentrarnos en la tormenta revolucionaria. Desde las bulliciosas calles parisinas a los fogones de un restaurante de lujo, desde la oficina de un arquitecto utopista a la Vendée de las matanzas, el autor resucita los gustos y disgustos de una época de esperanzas y traiciones, en una novela donde la precisión histórica no entorpece el placer de narrar una historia. No se puede soltar esta novela de aprendizaje sobre un hijo de la patria en busca de una familia.