Érase una vez el cielo y, bajo el cielo, una tierra perdida y árida. Muy cerquita de un pueblo fantasma, en una casucha que se agrieta por todas partes, dos hermanos adoptados (sobre)viven con un anciano. Sin un duro, con deudas, holgazanes y siempre delante de la tele, los Ganache esperan que el viejo estire la pata. Una noche, al darse cuenta de que el final está cerca, el patrón les manda que vayan a buscar a toda la gente para una última comida. Quiere efectivamente organizar una fiesta estupenda.
Los Ganache se van en búsqueda de amigos (que no encuentran). Luego en búsqueda de gente perdida (que se niega a ir a este lugar de desesperanza). El patrón, para nada desanimado, pide que vayan a buscar los muertos. Obedientes, los Ganache van a buscar esqueletos en el cementerio.
La ceremonia por fin puede empezar. Están presentes seis parejas de esqueletos y el anciano quien, para la ocasión, viste un traje blanco. El Banquete de los muertos relata esta noche divertida y loca. Al amanecer, apaciguado, el anciano legará al morir la parte más importante de su herencia…
Como en otros libros suyos, el argumento de esta novela de Christian Ganachaud proviene de una parábola bíblica. El final de este libro, que presenta la fuerza de lo grotesco, es una reconciliación con la vida.