Hay ausentes cuya huella es más perenne que la de los vivos. Alain Defossé se centra en tres figuras que no tuvo ocasión de conocer pero que modelaron su eterno femenino y el hombre que él es. A Solange, Denise y Mado, otrora vinculadas a su familia y hoy desaparecidas, las conoció por los relatos maternos. Fascinado por ellas, el escritor se esfuerza por oler su perfume, escuchar sus pasos, besar a sus fantasmas. Porque, intuye, descubrir quienes eran es acercarse al frágil secreto de su origen.
Solange, hada provocadora al pie de su cuna, acudía con su madre a todos los bailes populares. Denise es ese rostro ojeroso de los albúmes de fotos, tuberculosa, fallecida con dieciseis años. ¿Por qué nunca le hablaron de ella?¿Por qué tuvo él que preguntar? ¿Y qué pasó con Mado, galerista parisina y amiga de la abuela del autor, a la cual no se le conocía sin embargo amiga alguna pero sí muchos amantes…? La existencia de Mado arrojó una nueva luz sobre la imagen de la temible matriarca, piedra angular de la familia.
Lanzado en busca de las tres sombras originarias de su imaginario, el novelista ahonda en la cuestión de su identidad.