¿Cómo alimentar al mundo, cuando la población sigue creciendo y debería alcanzar los 10 mil millones de personas en 2050? ¿Cómo proponer productos seguros, abundantes, de calidad y a precios razonables? Y ¿cómo conseguirlo permitiendo a los agricultores vivir decentemente de su trabajo? ¡Y todo eso, protegiendo además el planeta!

Los agricultores tienen nuestro futuro entre sus manos. Sin una agricultura dinámica, no solamente la humanidad se dirige hacia el abismo, sino que el planeta no podrá afrontar el reto del cambio climático. Por eso es necesario poner en marcha sistemas agrícolas razonados y productivos a la vez. Dejemos de oponer lo biológico a lo convencional y confiemos en el conjunto del sector que ya está aceptando los múltiples retos que se plantean hoy en día: del uso de pesticidas a la selección de las semillas, del uso de los OGM a la irrigación, las decisiones son bastante difíciles porque hay que tomarlas a la vez a corto y a largo plazo, y a escala local y global a la vez.

Sylvie Brunel ha escrito un ensayo contundente sobre la agricultura donde arremete contra nuestras ideas preconcebidas de ciudadanos alejados del campo y de los que nos alimentan. La agricultura biológica por sí sola es incapaz hoy en día de alimentar a la población humana que no deja de crecer. Así que necesitamos la agricultura convencional, a la que se suele culpar de los peores males, cuando en realidad su uso de los pesticidas, los OGM y la irrigación es cada vez más razonable.