15 de septiembre de 2008. El día en que se anuncia la quiebra de Lehman Brothers, Damien Hirst pone a la venta su producción del año en Sotheby’s, en Nueva York. El lote n°13 es una pieza titulada El Becerro de Oro. ¡Las pujas vuelan! Martes 29 de octubre de 1929, martes negro en Wall Street. El 8 de noviembre siguiente, multitud de gente asistió a la inauguración del Moma, el Museo de arte moderno de Nueva York. En tiempos de crisis, el arte no es solo un refugio, es un motor. Los artistas descifran el mundo y nos anuncian sus mutaciones. Mucho más que una simple crisis financiera, la tormenta que atravesamos es un auténtico cambio de civilización, debido tanto a la aceleración del conocimiento como al fenómeno de la globalización, en particular con la llegada de China al concierto mundial. Gracias a la cultura podremos descubrir los caminos de un nuevo renacimiento. Dentro de esta mutación, a Francia ne le faltan artistas. Pero hace ya demasiados años que no se preocupa por promoverlos a nivel internacional, pese a que se trata de una dimensión esencial para nuestra proyección en el mundo. La batalla no está perdida, pero ya va siendo hora de movilizarse. Antes de la FIAC, Pierre y Arnaud Cornette de Saint Cyr promovieron un dinámico alegato a favor del arte contemporáneo, y pidieron a las instituciones culturales del país que se movieran para promover a los artistas franceses.