Una chica joven atraviesa la Manga para pasar unos días en casa de su mejor amigo, Frédéric, estudiante de cine en Manchester. Ella acaba de perder a su tía abuela Stevenson, personaje barroco y lunático, cuya libertad de espíritu solo era comparable a su desprecio por las convenciones y su amor por la literatura. De aquella antepasada solo le queda una misteriosa frase-testamento, convertida en título de la novela y en hilo conductor de su búsqueda.

A sus 25 años, la narradora rechaza de plano su vida de pareja (sosa), su familia (agobiante), la novela (banal), el sexo (vulgar), la diversión (forzada). Pero a lo largo de sus encuentros azarosos (una chica que se cambió la cara, un guía turístico del Manchester gay, una «Barbie destroy» en una discoteca), y a través de las evocaciones de la inolvidable Stevenson y el final feliz de una emoción amorosa, acepta abrirse a la espontaneidad del mundo, a la fragilidad del deseo y al «caos fecundo» de la existencia.

El lector es arrastrado por la problemática identitaria de esta conmovedora protagonista, que se debate entre la sensualidad y el intelectualismo, con una escritura ágil y alegre que restituye de maravilla el irritante orgullo de la juventud y su asombrosa frescura.

El recorrido iniciático, desengañado y divertido de una chica joven en busca de su «faz interior», que acaba por descubrir la clave de su presencia en la vida.