El amor es proteiforme, volátil, inimitable, capital e imposible de controlar… y puede surgir en cualquier parte. Que Tal, belleza felina, cuerpo ágil, gato magnífico, fue el amor de su dueño, un hombre perdido, abandonado y solitario. Pero, inevitablemente, llega la muerte : pese al vínculo tan especial que les unía, Que Tal fallece. Nacen entonces los recuerdos, una memoria amarga y sin embargo muy grata para el hombre que va a explorarla, disecarla y hacer de su pasado un espejo en el que va a examinarse : ¿qué es lo que ha perdido o ganado ? ¿Ha madurado ? Es una historia de amor poco común, como una última oportunidad, una última vez, cuando creíamos haber agotado del todo nuestra capacidad de amar a los demás. Es también un inquietante cuestionamiento sobre nuestra parte animal, la que nos acerca y nos separa de ese otro, tan familiar y lejano a la vez.

Tras la pérdida de un ser querido, se crea tal vacío que no podemos sino volver atrás sobre lo que fuimos, sobre lo que ese ser cambió en nuestra vida… Los recuerdos anegan a este hombre como un maremoto y le obligan a enfrentarse a sí mismo. El gato Que Tal había sido su luz, su compañía, y había sumergido a su dueño en un mundo de posesividad amorosa, que se volvió rápidamente imprescindible.