Singuliers
Christophe Carlier
Franck, Alice, Pierre-François, Claire, Luc, Nelly… son algunas de las peculiares personas que acuden a la función de El Mentiroso de Corneille. Personajes que ya se conocen, o que se reconocen, que se perdieron de vista, que no viven más que el uno para el otro o están solos, y cuyos destinos van a cambiar al frecuentar puntual o asiduamente el café de al lado del teatro. Sus diálogos, interiores o compartidos, tejerán una historia parecida a la que se desarrolla en escena, donde todos representan su papel sin saberlo. Los héroes comunes de Christophe Carlier viven en una unidad de espacio y tiempo donde todo parece posible, donde todo puede hacerse o deshacerse, y todo ello contado con un estilo ameno y tierno que incita el lector a interrogarse sobre la vida, el amor y el paso del tiempo.
Varios personajes se encuentran en el bar de al lado del teatro adonde irán poco después a ver El Mentiroso de Corneille. Se cruzan, se conocen, se reconocen, creen conocerse, pero al final están todos solos consigo mismos. La obra no tiene mucho éxito, pero tendrá el mérito de propiciar la reflexión y los encuentros. Con mucha delicadeza, Christophe Carlier escribe un texto que, sin ser teatro, comparte con éste algunas características como la unidad de espacio y tiempo.