En la cuerda empieza en Moselle. Dante, un literato extravagante insatisfecho por su existencia, conoce allí a Vladimir en una noche de tormenta ; comienza entonces una extraña amistad. Vladimir, personaje vagabundo, libre y loco, es trabajador vertical. Trabaja en los techos, colgado de una cuerda. Fascinado por este hombre de dimensión vertical, Dante se inicia entonces en este trabajo de vértigo y de nudos. Su vida cambia totalmente. Muy pronto deja la casa familiar para vivir con su nuevo amigo, primero en el campo y después en París. Practicando este trabajo muy peligroso, Dante adquiere una energía hasta ahora desconocida y su cuerpo le revela esta voluntad de potencia que la literatura le había prometido. Su visión del mundo cambia completamente. Sus sueños se espesan por una confrontación con la realidad siempre recordada por los techos de la ciudad. Encaramado en los sitios industriales, colgado de las fachadas de las zonas miserables de las afueras, suspendido de la Torre Eiffel o de los palacios de la Capital, Dante exulta. En un movimiento incesante hacia las cumbres, con una cuerda como único soporte, siempre está en peligro. El cambio es radical. El intelectual pasivo se convierte en hombre de acción. Sin embargo, la metamorfosis es brutal y la exigencia de un fuerte dominio es demasiado contingente. India será para él una escapatoria. Allí conoce, en el sur de Calcutta, una mujer que le enseña el abandono. Muy rápido, nace un idilio sin palabra en el que el placer se substituye a las palabras y regresa a Francia enriquecido con este misterio. En París, decide con Vladimir trabajar en una última obra de construcción que será el escenario del inevitable accidente. La caída, repentina, estúpida, cierra la búsqueda de Dante. En adelante roto, abismado en el suelo, tiene que encontrar la fuerza para recuperarse por el espíritu. Es la última ascensión hacia esta luz que le faltaba tanto. Con este texto de lengua a veces brutal, pero siempre inspirada, Frédéric Galante nos invita a reflexionar sobre la relación entre la sombra de una vida sin perspectiva de un joven de 23 años y la luz adquirida por el esfuerzo físico y la redención amorosa. En la cuerda es una embriagadora búsqueda de sí mismo en la que, entre horizontalidad y verticalidad, el ser encuentra una razón de existir y el medio de volver a inventarse siempre.