Septiembre de 2006, en los suburbios de París. El secuestro de la pequeña Magali Sablon en pleno contexto preelectoral desencadena una investigación policíaca sin precedentes y la puesta en práctica de las técnicas de búsqueda más recientes en materia de desapariciones de niños. Para encontrar a la niña, se movilizan las fuerzas de policía bajo la férula del astuto, pero mal acompañado, comisario Massard, que quiere mantener el control de las operaciones, cueste lo que cueste.
Al mismo tiempo, en la Oficina Central encargada de las Desapariciones Inquietantes de Personas, el lugarteniente Volopian, poli apasionado y singular, ayudado por un becario de la policía criminal alemana, empieza a salirse poco a poco de sus funciones hasta llegar a tomarse el asunto como algo personal.
Mientras que el asesino aterroriza a la población con una serie de infanticidios calcados de un antiguo ritual azteca, la investigación va tomando un cariz cada vez más complejo y enardecido. Los diversos protagonistas se hallan confrontados a sus propios abismos en una espiral de violencia de donde surge paulatinamente la figura de Rosto.

Tercera entrega de la serie protagonizada por un asesino (Rosto) a sueldo de una organización clandestina (Lacédémone), Tinieblas y sangre es la más emblemática de las tres. La infiltración y la disimulación están llevadas hasta su lógica más extrema. El lector se sitúa en el mismo lugar que los investigadores, ignorando hasta el desenlace quién es Rosto y qué papel que desempeña – mientras que éste sigue actuando delante de sus narices. Gracias a la alternancia de puntos de vista, este volumen utiliza todos los datos inéditos sobre técnicas de investigación, poniendo especial énfasis en el suspense que avanza in crescendo.