Soñaban con ello. Irse de París. Dejar atrás el ruido, la contaminación y el cansancio. Encontrar una casa, cerca de alguna ciudad de provincias en la que trabajarían. Recobrar los sencillos placeres de la convivencia, de la naturaleza… Tener por fin ese hijo. Ya iba siendo hora. Babette rondaba los cuarenta. Sí, pero la realidad es bien distinta a sus sueños. Paul no ha encontrado ningún trabajo a menos de una hora y media en tren. O sea, si todo va bien, mínimo tres horas de tren al día. Así que, una tarde de mucho retraso ferroviario, él que en París defendía siempre el transporte público a capa y espada, decide comprarse un coche, Babette pensaba quedarse embarazada muy rápido. El tema, que durante mucho tiempo le trajo sin cuidado, se convierte en una obsesión enfermiza. Hace ya casi dos años que viven en Chambéry. Cada uno, por su lado, construye sus castillos en el aire. Un niño o un coche. Ambos no eran sin embargo incompatibles. Al menos teóricamente… El sueño de una vida fuera de París, con una casa y un bonito jardín. El retrato de la mujer de cuarenta años con deseos de ser madre… Julie Resa evoca sutilmente las ilusiones de una generación.