
Vladivostok
Neiges et moussonsCédric Gras
Cuando Cédric Gras, irresistiblemente atraído por los confines del mundo, se baja del Transiberiano con el que tantos viajeros habrán soñado – en realidad siete incómodos días desde Moscú, mecido por monótonos paisajes de abedules- y descubre Vladivostok, queda decepcionado al no encontrar la ciudad soñada.
Vladivostok es un pantano de agua salada y aire viciado. Por mucho que se esté en el país más grande del mundo, uno no deja de ser prisionero de esta península con punta deforme.
Esta desilusión inicial, así como la delicada toma de posesión de este joven universitario y diplomático no comprometen el impulso que guía su exploración paciente de la ciudad y el descubrimiento de sus habitantes. Su fascinación crece conforme avanzan las estaciones. Éstas acompasan los momentos fuertes del relato: el festival de cine en verano –especie de festival de Cannes de secunda clase-, la llegada brusca del invierno, el Año Nuevo rociado de vodka, el deshielo y el monzón.
Cédric Gras se toma muy en serio el comprender la región y, con sutíleza y vivacidad, nos muestra su geografía, los sueños de su población, especialmente de la estudiantil, y sus relaciones con el resto del mundo: Moscú el polo de atracción, China la temida vecina, la insondable Corea del Norte, el Japón de los negocios, pero también el Eldorado americano que muchos desearían alcanzar.
A propósito del autor
Derechos de traducciόn vendidos
Italy, Italian, Voland Edizioni