La opera es sexual de cabo a rabo. Es lo que, a modo de boutade, afirmó George Bernard Shaw para burlarse del estereotipo de la mayoría de los libretos de ópera: los esfuerzos del barítono por impedir que el tenor se acueste con la soprano. Y la verdad es que estos dos rara vez consiguen amarse sin que el uno, la otra o ambos, mueran en el intento, provocando los habituales daños colaterales. La voz dicta pues los roles en la escenografía del deseo y el amor, y las cuatro tesituras (bajo, contralto, tenor, soprano) componen la escena del complejo de Edipo, como en el juego de cartas de las familias: el padre, la madre, el hijo y la hija.
Son estas voces del deseo y la tragedia las que Michel Schneider pone al descubierto a través del análisis de quince óperas, unas muy conocidas (Orfeo, Carmen, La Traviata, El Trovador), y otras no tanto (La ciudad muerta, Los condenados…) .

Quince grandes óperas analizadas por el psicoanalista Michel Schneider, que nos revela los deseos inconscientes de los personajes.