Al volver a reflexionar sobre los orígenes del pensamiento político americano – desde la guerra de Independencia hasta la revolución de 1800 – Dick Howard muestra que éste se sitúa en una historia singular en la que la teoría no deja de enfrentarse con la experiencia.
Para ello, vuelve a reflexionar sobre las diferentes etapas fundadoras de la historia americana para enseñar cómo fueron vividas, entendidas y cómo produjeron un pensamiento e instituciones específicas. El problema con el que se enfrentaban los Americanos, en lucha en contra de Inglaterra, era su incapacidad para utilizar instrumentos políticios vigentes en el país del que provenían. Tuvieron que crear otra cosa.

La experiencia precedía la teoría y la modelaba. Pero luego la reflexión criticaba lo que había sido vivido e instaurado… Bastante rápidamente, por ejemplo, se planteó la cuestión de saber qué hacer para respetar la regla democrática de la mayoría y para moderarla al mismo tiempo a fin de evitar que las pasiones impusieran decisiones que amenazaran el bien común. De la misma manera, hubo que reflexionar sobre el sistema representativo, pues ya no se apoyaban en los órdenes antiguos (lo cual era una novedad)… ¿ Cómo pasar de la representación de los valores al arbitraje de los intereses ?
El enfoque pragmático americano desembocó en el nacimiento de una democracia republicana, que iba a querer templar la expresión de la voluntad popular por las exigencias formales y procesales de la res publica, y al contrario regular la voluntad política a través del debate democrático. La crítica necesaria de su acción en el mundo actual llega a ser más pertinente al realizarse en relación con esta figura del « juicio político » inventado por los Estado Unidos nacientes.