En agosto de 1992, un periodista norteamericano revelaba la existencia de campos de internamiento de civiles en Bosnia, dirigidos por nacionalistas serbios, alrededor de la ciudad de Prijedor. Imágenes televisivas y una foto sacada en Trnopolje daban la vuelta al planeta. La región se había convertido, para las fuerzas nacionalistas de Radovan Karadzic y Ratko Mladic, en una especie de laboratorio de purificación étnica. Las exacciones no faltaron, el Tribunal penal internacional ya condenó a varias personas, y hay otros juicios pendientes. Desde el final de la guerra, en diciembre de 1995, más de 10 000 personas que habían tenido que huir de las persecuciones volvieron a instalarse en Prijedor. Los autores hicieron una larga investigación no sólo para reconstituir lo que había pasado, sino antes que nada para entender cómo este regreso era posible. ¿Cómo las víctimas pueden codearse con los que participaron en su sufrimiento o sacaron provecho de su dolor ? ¿ Qué se dice hoy en día de la guerra de ayer y de los crímenes que se cometieron ? ¿ Qué recordar ? ¿ Se ha hecho justicia ? ¿ Cuál es el papel de la comunidad internacional ? Yfinalmente, ¿ se puede esperar una verdadera reconciliación ?

Lo que se perfila es una memoria en carne viva, encarnada por el lado de los refugiados por personajes fuera de lo normal que quieren edificar una paz duradera pero lúcida.
Más allá de Bosnia, se ponen de relieve lo que está en juego en este período que sigue el final de la guerra, elementos que se presentan como retos que condicionan el porvenir.