La Femme de l’analyste
Bruno Tessarech
El narrador de La Mujer del analista es un escritor que, porque ya no escribe, sufre una depresión. Determinado en vencer su marasmo, el narrador, cierto día, se echa en el diván. Raciocinará ahi durante tres años.
La historia sucede en Pau, ciudad de provincia de encanto anticuado. El narrador vive allí, en un edificio antiguo, propiedad de la vieja Madame Soulages, la vecina de abajo, una horrible desabrida. El tiempo transcurre, tal y como transcurre por este lado de los Pirineos, ritmado por las estaciones, el aburrimiento y las sesiones de análisis.
En el diván, el narrador se interroga y, a lo largo de las semanas, está cada vez más obsesionado por la personalidad del analista. ¿ Quién es este tipo ? ¿ Está casado ? ¿ Es soltero ? ¿ Qué significan los cuadros expuestos en la sala de espera ? ¿ Y la bicicleta atada a la barandilla de la escalera ? ¿ El nombre escrito a mano al lado del nombre del analista en el timbre, Heidi Van Meegeren, es el nombre de la mujer del analista ? Obsesivo (por eso es escritor), el narrador investiga. Pues la mujer del analista, se entera de ello por casualidad, acaba de separarse del analista. Cuando descubre que ha regresado a Oosterend, pequeña ciudad de la isla de Terscheling (la tercera a partir de la izquierdar en la serie de islas de Frisia Occidental), el narrador no vacila un segundo y, como si fuera loco, decide ir a los lejanos Países Bajos para encontrarla …
La Mujer del analista es un texto ligero y divertido sobre el tema tan profundo y tan grave de la cura analítica. Bruno Tessarech nos propone una novela sabrosa que cuenta este largo viaje que cada uno tiene que emprender algún día hacia la reconciliación y la serenidad.