Un 17 de marzo, un hombre joven cae fulminado por un accidente de coche. En una fracción de segundo, su vida da un vuelco. Aquel al que todo parecía sonreír, queda tetraplégico, prisionero de su proprio cuerpo. Pierre Lembeye presta su pluma a este hombre, para hacer experimentar al lector, sin la menor conmiseración, la absoluta violencia de la situación. La brutalidad vertiginosa del accidente y sus consecuencias, el desasosiego total ante la impotencia absoluta, la pérdida de referencias… Este relato no se encierra en un soliloquio doloroso, sino que aporta una reflexión sobre nuestra condición, convirtiendo la mala suerte del handicap en hipérbole de la dependencia en la que nos jugamos la vida. No nos engañemos acerca de la hipotética resistencia que permite a los más fuertes librarse de lo peor. El narrador, en su denuncia de una sociedad prepotente e individualista– empezando por la locura automovilística– afirma que el futuro está en el intercambio, el contacto, el compartir, la alteridad …

Nada sentimentalista, La Mano en el sombrero es el relato de una deconstrucción del mito de la independencia individual. Un grito contra la quimera de la superpotencia que tantos estragos causa en nuestra sociedad.