Nunca consiguieron conocerse. Es su hijo, sin embargo. Pero de primeras nupcias. Pero no podemos prentender que se conozcan. Pero es posible que se hayan visto de vez en cuando. El padre está muy orgulloso de su hijo. Ha conseguido obtener un alto puesto en un banco. No ha dejado de repetir a su primo que su hijo ha salido adelante. Pero los años han transcurrido y cada vida ha tomado un camino distinto. El padre se ha casado otra vez. Con una horrible mujer que lo ha aislado de todos. Y en especial de su familia. Una horrible femme que se ha apoderado de los pocos bienes que poseía y que lo ha colocado en un asilo para ancianos. Allí es donde, una noche, su hijo ha venido a buscarlo para comer con él en un restaurante. Aldrede, a pesar de su programa de trabajo apretado. Y aquella noche lo había olvidado totalmente y terminaba su sopa en el comedor cuando su hijo llegó.
La esposa del hijo nunca lo ha encontrado. Los hijos del hijo tampoco.
Hoy en día es el entierro de este padre ausente. La esposa del hijpo está presente, y espera cerca del crematorio. También están presentes el primo, citado anteriormente, y otra prima. El hijo tiene retraso, a causa de los atascos. Esperan y, para pasarse el tiempo, intentan hablar de este muerto al que, al final, nadie conoce.

La Plegadora de paracaídas es un texto que consta de tres actos. Mercedes Deambrosis, con humor discreto, subraya perfectamente lo absurdo y la increíble inanidad de nuestras vidas.Un padre, que se ha casado de segundas nupcias con una plegadora de paracaídas, y su hijo, que ha salido adelante. No se conocen, nunca consiguieron encontrarse. Incluso el día del entierro del padre, el hijo llega después de la ceremonia. En esta novela breve de humor delicado, Mercedes Deambrosis recapitula lo que queda de una vida después de la muerte.