Chantal Sureau es secretaria en un bufete jurídico. Más bien fea, tacaña, frígida, odia las vacaciones, ahorra y tiene un orgasmo cada dos meses con Jean-Baptiste Coquerel, contable viudo que conoció por anuncio. Tiene una alta opinión de sí misma y reserva todas sus energías para el día cuando, por fin, una oportunidad digna de su valor se presente...
Maître Fumikogi olvida, una mañana lluviosa, el contrato sumamente importante que tiene que firmar con el bufete jurídico. Mademoiselle Sureau se sacrifica por ir a presentar el importante documento en su hotel, el Georges V. Mojada, llena de sudor y maravillada, descubre el lujo silencioso del hotel. ¡ Es un flechazo ! En adelante, una vez al año, Chantal Sureau se convierte en Madame. En una maravillosa Jaguar XJ6 azul oscuro alquilada con chófer durante algunas horas, baja del Grand Condé donde ocupa la suite Sévigné y donde, durante dos días, se convierte en la más bella, más rica, más odiosa, más extravagante mujer del mundo. Pero ese año, un jefe de mucha categoría, Monsieur Roger, ha decidido recurrir a Raoul Torres, lllamado Marqués de la Torre — estafador destacado —, para embaucar y desplumar a Madame.
Ese año también, el director de los Banquetes y de las Ceremonias, Monsieur Chaput-Toussaint, se entera, poco antes de la llegada de Madame, de que el nuevo director lo ha despedido. Raoul de la Torre, el falso Marqués, y Monsieur Chaput-Toussaint, el ex-director que se presenta como si siguiera siendo director, van, durante cuarenta y ocho horas, a seducir, argumentar, implorar, acosar a Madame para que les deje administrar su inmensa fortuna personal — que no existe.
Divertido, cínico, teatral, Continuación y fin en el Grand Condé es una novela fuerte cuyo tema principal es la mentira.