El narrador cuenta que descubrió a Jean-François de La Harpe durante la carrera. Nacido el 20 de noviembre de 1739 en París en una familia muy humilde, La Harpe se alejará con pena de la existencia que parecía ser su único destino posible gracias a las Letras. El teatro le permitirá realmente ingresar en la literatura. Amigo de Voltaire, elegido en la Academia en 1776, colecciona los premios y escribe diatribas en contra de lo que lo ulcera. Llega a ser crítico en el Mercure, preconiza una filosofía fuera del exceso, enseña la literatura en el Instituto. Durante la Revolución, La Harpe será un republicano apasionado. Acaban deteniéndolo. Sobrevive gracias al 9 de Thermidor. En la cárcel, se convierte. El Directoire lo perseguirá a causa de sus opiniones y de sus ideas. Vuelven a pedir su detención en 1797. Se esconde y comienza en Corbeil un exilio que sólo se acabará a principios de 1800. Regresará a París, enfermo, a finales del año para morir allí el 11 de febrero de 1803.

Esplendores y desgracias de un hombre de letras. Hoy en día, de Jean-François de La Harpe, no queda nada. El narrador, gran admirador de este autor olvidado, retrocede en el tiempo. ¿ Por qué nos apegamos a fantasmas ? ¿ Qué significa el éxito ? ¿ Qué significa luego la muerte y el olvido ? Como en 16, rue d’Avelghem y La Ballade de Lola, el narrador investiga. Pues lo que ha conseguido llegar a ser hoy en día, a doscientos años de distancia, sabe que también lo debe a La Harpe. En cuanto a la escritura de Xavier Houssin, nunca ha sido tan poética y hermosa. Adepta del fragmento, Xavier Houssin tiene vínculos con Christian Bobin y Philippe Delerm, escritores bien vivos.