No se psicoanaliza a los mudos, ni a los sordos, ni a los muertos, escribe Lacan. Françoise Cloarec no aborda este nuevo ensayo como psicoanalista, sino como aficionada a los destinos singulares.
Al salir de la aventura Séraphine, la que no quiere especializarse ni en pintores autodidactas ni en el arte de los locos, se cruza en su camino con una pareja de coleccionistas. Le desvelan el tesoro que albergan desde hace treinta años, 72 dibujos firmados por un desconocido, Marcel Storr (1911-1976). Con lápices de colores están representados edificios asombrosos, catedrales luminosas y ciudades utópicas que rebosan de detalles. Al igual que los visitantes anteriores, Françoise Cloarec se queda estupefacta por esta obra que nunca había salido a la luz.
Y ahí se inicia la búsqueda de Marcel Storr, cuyo caótico recorrido intenta reconstruir basándose en testimonios y archivos. Nacido en París, Marcel Storr es abandonado con tres años. Vive luego con diversas familias de granjeros: explotado y golpeado, pierde el oído, la salud y el equilibrio. Detesta el campo y solo tiene un sueño: volver a la capital para trabajar en el metro. No apto para el servicio militar, pelea durante años antes de ser péon caminero de la Ciudad de París. Durante el día, mientras barre, contempla la edificación de las torres de la Défense. Por la noche, dibuja, se escapa, construye sus propias ciudades y su propia vida…

El destino conmovedor de un dibujante autodidacta hasta ahora desconocido: Marcel Storr.
Una evocación vibrante del poder de la creación por la autora de Séraphine, obra aclamada por los lectores (32 000 ejemplares vendidos).